sábado, 28 de agosto de 2010

EL CUBANO

de Vivianne Alegret


Cubano es un ejemplar
una marca registrada,
casi nunca pierde en nada
y sí le gusta jugar.
El cubano sabe hablar
sabe gritar descompuesto,
discursa y es por supuesto
un ser de muchos lenguajes,
tiene dialecto, embarajes,
y suele ser muy apuesto.

El cubano es agradable
siempre y cuando no lo ofendan,
más bien quiere que le entiendan
y así se vuelve confiable.
Suele ser insoportable
si es celoso o es machista,
echa un patín en la pista
si ve que el peligro acecha,
y cuida bien su cosecha
cuando quiere que esté lista.

El cubano es vengativo
si de venganza se trata,
pero sino, ni maltrata,
pues es un ser instintivo.
Si es un cubano nativo
le enfada que lo trajinen
así que no se imaginen
a un cubano medio bobo,
porque se convierte en lobo
ante que lo contaminen.

El cubano es tan galante
tan genial, tan ocurrente,
tan malo y tan buena gente,
tan exquisito y pedante.
Tiene de todo, abundante,
lo peor y lo divino,
anda por cualquier camino
y si incluye bayamesa
parece un alma que presa
viaja buscando un destino.

El cubano es como un fruto
que se cae de la mata,
lo moderno le arrebata
lo lucha aunque lleve luto.
Es un ser, veloz y astuto,
que siempre supo empinarse,
no sé como pudo anclarse
ante tanta dictadura
por que el cubano perdura
en su fe por liberarse.

Pero es que decir cubano
es un cuño, una deidad,
un símbolo, libertad,
una paloma, una mano.
Un machete soberano,
una palma, una quimera,
un escudo y guayabera
un alfabeto, un prefijo,
un adios, un crucifijo,
un amor... y una bandera.